jueves, 4 de octubre de 2012

Sensaciones de Imagen por la Mañana


Mis parpados permanecen pegados aunque allá sonado la melodía fastidiosa de mi móvil. Me estiro bajo las sabanas color mármol para tronar los huesos como cualquier otra mañana. Que daño le ha hecho el baile a mi cuerpo, pero bueno, ya estoy acostumbrada. Alcanzo el brazo para jalar el cordón de la persiana que habita la pared tras la cabeza de mi cama. Abro los ojos a pesar del esfuerzo. ¡Que entre la luz de la mañana! Lamentable. Me han traicionado mis expectaciones, esta nublado y bastante lluvioso. Un abrazo de despedida a mi almohada de al lado – ojala que me recibe con una bienvenida amorosa por la noche.

Pongo la cafetera pequeñica aunque, a este punto, no estoy segura si me ayuda despertar el café. A pesar del hecho, me cae bien el calor y dulzura de la bebida por la mañana.

-¿Te gusta andar descalza, verdad?- me pregunta Edurne, una compañera de piso que también acaba de despertar.

-Ah, pues supongo que si- le respondo mientras inclino la cabeza a ver a mis pies con uñas medias pintadas. –Si no tuviera que ponerme zapatos los dejaría en un instante-.

Oigo el agua del café burbujear en el fondo del pasillo mientras prendo el portátil para empezar el nuevo día con unas voces familiares. Toco la música del grupo Sueca Taken by Trees. No puedo parar de escuchar el disco nuevo Other Worlds, tal vez es porque yo estoy en otro mundo y me parece adecuado. “If you want my loovin´ it´s not like any other” canto la canción que estará en mi mente por el resto del día. De repente, mis pensamientos viajan a un lugar extranjero, mi recamara en El Paso donde he dejado mis altavoces. ¡Como extraño escuchar la música en alta volumen! En verdad, eso es lo que me ayudaría despertar.

Con mi taza de café salgo al balcón (ahora con mis pantuflas psicodélicos de la tienda china) para ver que tanto frio  hace.  Demasiado. ¿Cómo sobrevire el invierno si apenas es octubre y está tan helado?  Surco la ceja.

Hoy no veo los críos del colegio que suelen salir a jugar en el patio (que para ellos de seguro es una selva concreta). Me los imagino dentro las aulas con las capas rosas y azul. De seguro están de malhumor porque no han salido a divertirse como están acostumbrados.

Me apuro en alistarme. . . mientras me lavo los dientes y la cara no puedo imaginar cómo unas chicas pueden tardar tanto en arreglarse. ¡Que pereza secarte el cabello luego laceártelo y además maquillarte! Pongo mi cabello en chongo sin cepillármelo mientras me rio de ellas. En el mismo espíritu de no arreglarme, me dejo la playera de dormir y me pongo una chaqueta de mezclilla que llevo por más de 4 años, me acuerdo cuando me quedaba grande pero ahora es la talla perfecta. No me olvido del colorete de labios rojo (búrlese de mi, querido lector, ¡pero mi colorete rojo es esencial!)

No podré llevar mi bicicleta ahora como están completamente mojadas las calles -- eso significa que me tardará media hora llegar a la universidad andando. No importa, aprovecharé del escenario porque en Tejas siempre esta soleado y los tonos grises me dan gracia.

Con mis cascos puestos, camino apresurada por la Avenida de Bayona. Caras arrugadas y cansadas me rodean, algunas llevan gafas cuadradas, otros prefieren los circulares. Me parece que también estas señoras mayores tardaran mucho en arreglarse – en escoger el color de aretes perfectos para que resalten las flores en la camisa. Hay pinos que te saludan con un poco de ayuda del aire. Se empiezan a distinguir unos arboles que otros con el cambio de color. Hojas de oro y sangre ocupan sus sitios mientras los admiro contra el cielo tenebroso. Después de bajar las escaleras y al fin ver el edificio de mi facultad, recurro mi nuevo camino por el césped. Los amarillos de estos arboles aun me fascinan aunque llego tarde a clase. Tomo mis pasos con cuidado a no pisar las partes habitadas por babosas y caracoles. Aunque se esconde el sol en este dia nublado, bien que sobresale la vida y los colores a pesar del opaco.




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